La riqueza y diversidad natural que atesora la zona norte de la provincia de Cáceres descubre al viajero un auténtico universo para el esparcimiento y descanso. Plasencia, como centro económico y geográfico, juega un papel fundamental en el desarrollo de la zona, ya no solo por permitir un rápido acceso a todas la comarcas, sino también por su singular configuración urbana, donde el legado arquitectónico y cultural acumulado a lo largo de los siglos nos permitirá disfrutar de una maravillosa estancia.
Sus dos catedrales, su fabulosa parte antigua con múltiples palacios y casas señoriales y su hermosa muralla, hacen de esta ciudad un auténtico monumento digno de la más fervorosa visita cultural.
Catedrales de Plasencia
La condición de sede episcopal, concedia por el papa Clemente III, en 1189, determinará, en gran medida, la historia y el paisaje de nuestra ciudad, dotanto al entorno intramuros de una elegancia especial.
El templo catedralicio, presente a la vista antes de entrar en la ciudad, preside con gran magestuosidad el casco antiguo, sirviendo de invitación a todo aquel que desea pasear por una época anterior.
El proceso constructivo desarrollado a lo largo de los siglos, ha permitido combinar, en un solo edificio, dos catedrales perfectamente diferenciadas:
La vieja, de estilo románico, es obra, entre otros, de Juan Francés, y se realiza durante los siglos XIII y XIV.
En ella destaca la capilla de San Pablo, antigua sala Capitular, cuyo acceso muestra una puerta central y dos ventanas en los laterales. Dotada de un estilo de transición románico-gótico combinado con ciertas aportaciones de carácter oriental (bizantina). La capilla es de planta cuadrada, con cúpula octogonal bizantina, que en el exterior forma una pirámide cubierta de escamas, semejante a la torre del "Gallo" de la catedral de Salamanca, conocida como la torre del "Melón". Remata la torre una bola gallonada en su parte superior.
La fachada de los Pies presenta un cuerpo central con vano de medio punto coronado por una hornacina que representa la anunciación de la Virgen, por encima de la cual destaca un rosetón de gran tamaño. En el claustro, nexo de unión de ambas catedrales, destacan las columnas y capiteles románicos, así como los arcos y bóvedas de cruceria.Cuando visitemos este lugar, no olvidemos levantar la vista a través de las arcadas, hacia la Torre del Melón.
A finales del siglo XV se proyecta una nueva catedral. Esta ambiciosa empresa, que pretendia sustituir por completo la catedral vieja, tropieza con múltiples dificultades, que, en 1760, motiva la finalización de las obras. La nueva catedral cuenta con tres naves de igual altura, siguiendo el modelo de templo renacentista. De sus esbeltos pilares parten nervios que finalizan en bóvedas estrelladas de gran complejidad. La gran unidad espacial proporciona al visitante un magnífico espectáculo, donde destacan el retablo mayor, uno de los elementos más notables del barroco español. La traza se debe a Alonso de Balbás, las esculturas se deben a Gregorio Fernández y de los cuatro lienzos, dos fueron pintados por Francisco Ricci ( siglo XVI) y los restantes, de menos calidad, pertenecen a Luis Fernández y Mateo Gallardo. El dorado de las esculturas se debe a Simón López.
De especial mención por su gran belleza es la Portada de la Sacristía ( 1498 - 1506 ) , de estilo plateresco, fue realizada por Juan de Álava con la colaboración especial de Francisco de Colonia.
Junto al retablo mayor se encuentra el Sepulcro del Obispo Ponce de León. Está realizado en mármol y representa al prelado en oración, de estilo renacentista fue realizado por Mateo Sánchez de Villaviciosa.
El órgano está adosado en la parte interior de la portada meridional. En una ciudad cuna de buenos organistas y de gran tradición musical, no podía faltar un instrumento como éste. Se trata de una gran obra de estilo plateresco, con bellas esculturas y relieves.
La magnífica reja plateresca que da acceso al Coro fue realizada por el orfebre gallego Juan Bautista Celma.
La Catedral Nueva conserva la sillería que fuera ejecutada, a fines del siglo XV por Rodrigo Alemán para la Catedral Vieja. Obra escultórica realizada en madera de nogal, con una amplia y rica de iconografía ( temas religiosos, fabulistas, moralizantes, incluso algunos obscenos). De estilo gótico-flamígero, con calados de una gran belleza, así como su crestería y remates. En la parte superior, los sillones más altos tienen taraceas, son notables el central dedicado al obispo y los dos de los extremos que representan a los Reyes Católicos.
Su exterior, de gran riqueza ornamental, presenta un magnífico conjunto de crestería, pináculos, ventanales, imágenes y medallones.
De gran monumentalidad son las fachadas que se corresponden con los extremos del crucero. La fachada norte o principal fue construida en el siglo XVI, siguiendo modelos renacentistas. La parte central se esructura en cuatro módulos, todos ellos separados por un entablamento clásico. En la parte inferior se encuentra la puerta de acceso al templo. Participarón en los trabajos además de Juan de Álava, Alonso de Covarrubias, Diego de Siloé y Rodrigo Gil de Hontañón. La fachada está adornada con abundante y maravillosa decoración plateresca.
La fachada meridional o también llamada del Enlosado ( 1538 y 1548) fue proyectada por Diego de Siloé.Su diseño es más moderno, con arco triunfal de medio punto, y a sus lados columnas pareadas jónicas. El cuerpo superior con una doble arcada que cobija una ventana. Encima, a ambos lados del ventanal, se encuentran los escudos del emperador y del prelado don Gutiérrez de Carvajal.
Palacios y casas señoriales
La ciudad de Plasencia cuenta en su casco antiguo con una variada gama de casas nobles y palacios, que reflejan el esplendor de tiempos pasados. No obstante, al poco de ser fundada, el impedimento foral dictado por Alfonso VIII, por el que se limitaba la construcción de palacios al del Rey y al del Obispo, pareció determinar su desarrollo urbano. Si bien, en la práctica, ya en ese mismo siglo, la construcción de palacios fue un exponente de la nobleza placentina.
Siguiendo el esquema de la ciudad medieval, el recinto amurallado se organiza de forma radial, donde las calles, en muchos casos angostas y sinuosas, convergen en un mismo punto, la Plaza Mayor, centro de la vida política y social de la ciudad. Así lo atestigua el Palacio Municipal, con una bella fachada estructurada en dos cuerpos, el inferior lo forma un bello pórtico, y el superior una galería abierta. Rematan la fachada dos torres, es aquí en donde la figura del "Mayorga" preside, sobre el campanario, la vida de la ciudad.
A partir del siglo XVI se impone una mayor lógica del trazado, adaptando su construcción a los parámetros propios de la época renacentista. Los espacios abiertos cobran singular importancia, sobre todo en aquellos lugares donde el espectador puede recrear su vista ante los edificios más significativos. Así, la plaza de la catedral se convierte en el centro de diversos edificios religiosos y civiles, como el Palacio Episcopal, de claro estilo renacentista, aunque los primeros datos que tenemos de él, se remontan al siglo XV. Su estructura interior se ve alterada en múltiples ocasiones por las distintas reformas llevadas a cabo por sus residentes, siendo el obispo don José González Laso el que le proporciona, en el siglo XVIII, su estado actual. Su fachada posterior se alza sobre la muralla, es de estilo colonial. En el interior, un patio encuadrado por grandes arcos renacentistas de doble piso, en cuyo centro, se dispone una fuente con el escudo del obispo Lobera y Torres.
Otra zona característica se encuentra en la Plaza de San Nicolás, donde el Palacio de los Marqueses de Mirabel de claro estilo renacentista , es un valioso ejemplo de lo que fueron las casas señoriales del siglo XVI. Sus orígenes son medievales, prueba de ello es la puerta de arco apuntado que hay en el huerto. De especial interés es el balcón renacentista, a modo de pequeña portada que en su parte superior coloca el blasón de sus constructores ( Zúñiga Sotomayor y Guzmán Ayala), sobre un cañón que comunica ambos lados del palacio. El palacio, tuvo un pequeño añadido , a finales del siglo XVI, se trata de un bello jardín colgante o "pensil" en un patio secundario. No muy lejos de aquí , la mansión más antigua de la ciudad, el Palacio de los Monroy o Casa de las Dos Torres, de las cuales solo conserva una. A pesar de sus múltiples reformas sigue conservando su portada tardorrománica flanqueada por dos leones. En esta casa se hospedaron personajes tan importantes como el Rey Fernando, el Católico o San Pedro de Alcántara.
El Palacio de Almaraz o casa de los Grijalva, es un edificio con fachada de estilo herreriano, construido a finales del siglo XVII.
Además de estos palacios, haremos mención a otras casas señoriales que son también, de gran interés tanto histórico, como artístico.
Situada cerca de la catedral, la Casa del Deán, llamada así por acoger, por algún tiempo a los deanes de la catedral. Se trata de un bello palacio, de mediados del siglo XVII. Lo más interesante son sus dos fachadas de sillares, en los cuales se abren vanos que proporcionan a toda la estructura ritmo y armonía.De especial belleza es el balcón de esquina, coronado por un gran escudo de los Paniagua-Loaisa. La barandilla es de hierro forjado, un claro ejemplo de la buena forja que se realizaba en España en esta época.
Contiguo a la anteriormente citada, se encuentra la Casa del Doctor Trujillo, actualmente Palacio de Justicia. En su fábrica de sillería, se combinan a la perfección elementos del gótico final, con otros renacentistas. Resalta su galería abierta en el centro de la misma fachada. Al carácter palaciego, se suma el aspecto defensivo que le proporciona la torre que se alza en uno de sus lados.
La Casa de los Carvajales Girón, renacentista con cierta influencia florentina. Fachada labrada con fina sillería almohadillada y adornada con balcones de hierro forjado. Continuando en nuestro recorrido, muy cerca del citado palacio de Almaraz, se encuentra la Casa de las Infantas, notable edificio renacentista, del siglo XVI. La parte inferior de la fachada con sillares almohadillados y con columnas clásicas en el superior.
Hacia el este del recinto amurallado, concretamente en la calle del Rey, está ubicada la Casa de las Argollas, que a pesar, de las continuadas reformas, sigue conservando los escudos y vanos renacentistas.